Search
Close this search box.

The Sorrowvirus: a Faceless Short Story

¿Hay vida después de la muerte? ¿Nos morimos y que pasa? ¿Se puede ir al otro lado sin haber muerto realmente? ¿Se puede volver del más allá? ¿El que apuesta al dólar pierde? ¿Puede volver otro en lugar nuestro? Todas esas preguntas y más se plantean y se responden (si es que podemos llegar a entenderlo) en esta pequeña gran joyita de Watchmaker.
The Sorrowvirus: a Faceless Short Story

En The Sorrowvirus: a Faceless Short Story, Wyatt Heyll nació para morir. Toda su vida se la pasó batallando contra diversas enfermedades, varias operaciones y múltiples cánceres que nunca dejaron de regresar al poco tiempo. Por eso, sus padres, científicos ellos, decidieron administrarle un suero llamado “sorrowvirus” (de dudosa procedencia)  para estancar su alma en el Purgatorio una vez que muriera y que de esta manera no pudiera ir donde todos deberíamos ir. Es que, aparentemente, en ese lugar suceden cosas distintas a nuestro mundo y Wyatt podría curarse solo por estar ahí y más tarde reviviría completamente sano (¿cómo lo saben?).

Con esa premisa y siendo el joven Wyatt, nos levantamos en nuestra habitación de hospital para darnos cuenta de que acabamos de morir y que esta no es la habitación del hospital sino el Purgatorio que se creó, en parte, con nuestros recuerdos y memorias. Pero no estamos solos, todo el lugar está lleno de pequeños y simpáticos muñecos que nos siguen con la mirada y que por momentos parecen vivos. A partir de aquí, empezaremos una búsqueda para intentar  salir de ese lugar.

Cuando finalmente vi el tiempo que lo jugué me sorprendió, pero tenía sentido. The Sorrowvirus tiene cuatro niveles de dificultad pero no hay tal dificultad sino que cada nivel representa la salud y la mente de Wyatt. Mientras el nivel 1 nos muestra un Purgatorio light (hasta ahí), el nivel 4 nos llevará a otro al borde de lo infernal, lleno de tumores y oscuridad.

 

¿Se gana en una hora? ¿Entonces por qué en Steam me figuran 12 horas?

En cada nivel aprenderemos cosas en relación a la trama y nuevas ubicaciones estarán disponibles. ¿Es un juego fácil? Es y no es, Ud. me entiende (diría un filósofo contemporáneo). En sí, el juego no es difícil de ganar, la primera partida se ganará en una hora. El tema es que no vamos a entender prácticamente nada de la historia. Recién una vez jugado en los cuatro niveles de dificultad entenderemos más o menos qué es lo que está pasando y, aun así, a pesar de jugarlo en distintos niveles, si siempre hacemos lo mismo obtendremos el mismo final.

El juego no tiene ningún problema en revelarte que hay cuatro distintos finales, pero hacer siempre el mismo camino a pesar de que cambie el nivel de dificultad nos llevará a que todo se repita una y otra vez. ¿Pero entonces esta no es la primera vez que morimos y vamos al Purgatorio? No, mi amigo, ya en los primeros momentos nos enteramos que posiblemente esta no haya sido la primera vez y que, si queremos salir de una buena vez, deberíamos dejar de ser tan obvios y hacer cosas distintas para obtener nuevas pistas o secretos.

Como se dijo, el chico con cáncer en el Purgatorio es la punta de un inmenso iceberg que me llevó alrededor de 10 partidas para entenderlo y conseguir todos los desenlaces posibles.

El mechero, ¿el gran enemigo final?

A lo largo de la partida los puzzles que nos encontraremos no serán muy difíciles pero, si queremos encontrar todas las pistas y secretos, deberemos ser MUY observadores. MUY. Los objetos no estarán dos veces en el mismo lugar y si morimos al volver estarán en otros lugares.

En la primera partida, por ejemplo, tuve la suerte de encontrar un pequeño mechero (encendedor) justo al lado mío cuando lo necesité, pero en las demás partidas tuve que regresar incluso cinco habitaciones a buscarlo, para hallarlo en un costadito bien escondido, casi imperceptible. Como el tiempo nos corre, que las búsquedas se reinicien y cambien de lugar será nuestro mayor problema. Dije “el tiempo nos corre” porque realmente es como reza el juego: “Es fácil perder la noción del tiempo en un lugar sin tiempo”.

Cada tanto deberemos ir a uno de los relojes antiguos para obtener más tiempo. Si no lo hacemos, todo se desvirtuará y moriremos. Estos relojes a su vez actúan como punto de control ya que no podremos guardar la partida ni una sola vez. Si bien existe un objeto que nos permitirá no depender más de estos relojes por el resto de la partida, es prácticamente invisible a los ojos. Tan esencial es para explorar tranquilos que solamente lo encontré una vez entre tantas partidas. Hay que mirar TODO. TODO.

 

¿Y esa pared? ¿No había un muñeco antes? Ya fue, no miro más para atrás.

Es difícil de explicar el cóctel de emociones que este juego me provocó. En los primeros momentos la ambientación y la música me hicieron sentir empatía con Wyatt. Con esa melodía triste sentía que los dos estábamos a la deriva, solos en un mundo extraño, atrapados en un ciclo de enfermedad y muerte continuo. Esa música y los recuerdos desperdigados por la habitación casi me hicieron lagrimear. 

Si somos observadores, veremos radiografías de sus cirugías o notas pequeñas que nos hablan de los tratamientos que sufrió durante su vida. Al rato esa emoción fue cambiando y a medida que avanzaba por el extraño lugar, el sentimiento inicial se fue desvaneciendo para dar lugar al temor (¡me pegué cada cagazo!), luego furia, breves momentos de alegría, mas tristeza, mucha pena y todavía más ganas de seguir encontrando notas que me aclararan las cosas (para seguir sufriendo, claro).

Durante la partida no solo la música es especial sino que el sonido ambiente hace muy bien su trabajo. Zapatitos escuchándose cerca, portazos a lo lejos, gritos desgarradores o susurros depresivos de que no hay esperanza posible, ayudan a darle más atmósfera al clima que quieren representar.

Gráficamente, usando el Unreal Engine 4 y con un estilo Tim Burton, es impecable. Los muñecos se robaron toda mi atención. Ahí estaban, todo el tiempo mirando, haciendo gestos, como tratando de hablar (¿decirnos algo?). El juego hace un uso mágico del cambio de escenario y al girar la cámara muchas veces todo lo que teníamos detrás cambiará drásticamente y habrá otro escenario. ¡Ni hablar de los golpes de efecto inesperados que me hicieron saltar de la silla más de una vez!

¿Quién lo hizo? ¿Dónde se consigue?

The Sorrowvirus: A Faceless Short Story, como su nombre lo indica, es una historia corta basada en un universo más grande y un proyecto todavía más ambicioso llamado Faceless de la desarrolladora Watchmaker, un futuro survival multijugador cooperativo que a la fecha sigue en desarrollo.

The Sorrowvirus: A Faceless Short Story se encuentra disponible en Steam desde el 30 de mayo de 2020, está en español y regalado ($ 78,99 ARS cuando escribimos esto). Por ese precio, realmente no pude encontrarle ningún defecto mayor al juego.

Hay muchas cosas para decir. Quisiera escribir más, contar todo y teorizar sobre algunos aspectos pero no sería justo privar de las mismas sensaciones que tuve al que se anime a jugarlo. Con esa relación calidad-precio no hay excusas para no ir ya a comprarlo y contribuir a que estos genios sigan produciendo obras así.

Compartilo