No sé cuándo fue la última vez que la puse. Me da fobia el afuera. Estoy medicado por segunda vez en la vida y mi psiquiatra ya no sabe qué hacer conmigo. No me lo dice pero lo intuyo. Dejé la psicóloga porque no logro amigarme con las videollamadas. No tiene ningún sentido hacer terapia por el telefonito. Todo es caos, muerte y desolación.
¡Tengo tanto para videojugar! Me llené de juegos. Las rebajas de verano de Steam me destruyeron el IFE en mil pedazos. La pandemia es la menor de mis preocupaciones. Dejé de entrenar, me peleé con mi novia por pelotudeces y no estoy dando clases. Estoy en contra del mundo “Zoom”. Tuve cumpleaños por “Zoom”, reuniones por “Zoom” y en breve mi natalicio, por “Zoom”. Odio el “Zoom”. Lo odio. Detesto con toda mi alma las videollamadas simpáticas, con delay y falsos saludos que son puñales en mis espaldas. Lo bueno es que a los 40 minutos se corta. Entonces podés poner una excusa falopa para desaparecer.
Estoy fumando porro como un desquiciado. Yo no era así.
¿¿¿O soy así y siempre fui otro???
Porro y Rivotril. Así me duermo. Duermo mal. Con pesadillas y poluciones. Durante el día, el mate me mantiene con vida. Esto no es vida, me digo para mis adentros. En realidad, no sé qué es la vida.
¡¡Y la Sertralina!!!
No estoy leyendo ni el Kindle, ni los libros que dejé por la mitad hace años. Empecé a escribir un “cuaderno de agradecimientos”. No tengo nada que agradecer. En realidad, sí, pero me hago el pelotudo. El goce que genera fijarse en lo que no tengo, o tengo dañado, es enorme. No estoy tocando, no estoy escribiendo ni haciendo nada de lo que me propuse para este 2020. Un año perdido.
¿¿¿Y los anteriores???
Me pajeo por obligación. No paro de engordar y de frustrarme. Miro sitcoms patéticas que adivino todos los remates. Devoro papas fritas, golosinas berretas y milanesas de berenjenas todo el día, todos los días.
El 2020 no es un buen año para dejar la carne.
La ansiedad me carcome las entrañas. Camino, me muevo en el lugar y amago con hacer ejercicio:
¡1! ¡2! ¡3!
Soy patético. No tengo paciencia para esto. Me miro al espejo y veo una masa uniforme que siente pena por sí mismo.
ODIO MIRARME AL ESPEJO.
Me voy a dormir diciendo “mañana seré un hombre nuevo”. ¿A quién quiero engañar? Me estoy durmiendo a las 8 de la mañana. Me duermo de día y me despierto de noche.
Discutí con mi familia por Whatsapp. Me distancié de mis amigues porque les dije “amigues” y ellos no se lo bancaron.
“Pero manga de intolerantes. ¡Machirulos! ¡Váyanse a cagar!” Y abandoné el grupo. Al rato me arrepentí. Los provoqué, y ahora estoy solo.
Tuve un sueño de mierda. Me desperté raro. Está oscureciendo afuera y dentro mío. Me puse a hacer mate y tuve una idea brillante y enferma como yo:
DECIDÍ LUDIFICAR MI CUARENTENA.
Limpio la mesa del living, que tiene dos cajas de pizza, tres de empanadas, restos de porro, facturas sin pagar, tierra de mis plantas de porro, guita tirada, pegotes de no sé qué, latas de birra y gaseosa volcada. Espero a que se seque e improviso una mesa de diseño: agarro el mismo “cuaderno de los agradecimientos” más otros que tengo desperdigados por ahí con ideas que no me llevan a ninguna parte. Agarro todos mis lápices de colores y las fichitas del TEG rojas para simular la vida. Me pongo tres y me dibujo con palitos. Soy un orco mago LVL 1.
Decido puntuar cada acción mía para poder levelear.
NIVEL: 1 VIDAS: 3 | |
Hacer 10 flexiones de brazos | 100 EXP |
Sacar un tema de música sencillo | 100 EXP |
Pedir perdón a mi novia | 300 EXP |
Pedir perdón a mis amigues | 50 EXP |
Pedir perdón a mi familia | 600 EXP |
Comer sano | 150 EXP |
Dejo en blanco algunos casilleros por si salen más misiones. Mi día recién empieza, la aventura está a punto de empezar. ¡Qué emoción! ¿Qué me deparará el destino? ¿Tendré a los dioses de mi lado? ¿Llegaré hoy mismo a LVL 2?
Tomo la decisión de que pedir perdón tiene que ser un BOSS de tres cabezas. Se me ocurre que puedo matar una cabeza por semana. O una por día, depende de cómo esté de ánimo.
Me pongo “pequeñas” misiones para sumar experiencia extra.
Bajar las escaleras | 1 EXP por piso. Si completo diez 15 EXP |
Subir las escaleras | 5 EXP por escalera. Si completo diez 300 EXP (y un pulmotor) |
Moverme por 1 minuto en el lugar | 50 EXP. Si hago menos no sumo nada |
¡Bien! ¡Tengo algo de material para arrancar este nuevo día! ¡Me siento motivado! ¡Con fuerza de voluntad!
Mi personajito está vacío, sin nada. Despojado de todo. Casi como yo en este momento. Siento empatía por él.
¡Decido ir directo a por el BOSS! ¡Por las tres cabezas! ¡Por Gondor! ¡Por la Luz! ¡De frente marche!
Abro Whatsapp. Arrugo. Pedir perdón no es lo mío.
Pierdo una vida.
¿Tengo penalización?
¡No! ¡Que la chupen! El juego no puede penalizarme por ir directo a un boss.
¿O sí puede?
¡No! No puede. ¡Es mi juego y lo juego como quiero!
Me da ansiedad.
El jefe de tres cabezas me hizo mierda. Me morfó, literalmente. Creo que merezco unos 100 de EXP por haberlo intentado. ¿Lo intenté? Abrí el Whatsapp, así que sí. Intenté vencerlo.
¡100 DE EXP GANADOS! ¡VAMOS, QUE SE PUEDE!
Encaro las flexiones de brazos. No puedo hacer ni una.
Apoyo las rodillas en la colchoneta. Intento hacer y hago 3. Muero. Desfallezco en el piso, sucio, repleto de polvo y envoltorios de caramelos marca culo de kiosko de 24 horas. Decido darme toda la EXP por el esfuerzo.
Se me ocurre agregar una experiencia extra por no procrastinar, pero SOLO si paso de nivel.
NO PROCRASTINAR | 100 EXP |
¡Ya tengo 200 de EXP! ¡Vamos! 800 más y paso a LVL 2.
Pero ¿qué gano por pasar de nivel? ¿Con qué me recompenso?
LVL 2 me permite tener una espada re pulenta que lutié cuando enfrenté fallidamente al boss. Y también tiene un poder que me permite pedir un cuarto de helado y un porro.
Los bosses pueden esperar. Total la espada ya la tengo. ¡Encaro las escaleras! Vivo en un octavo piso, así que subo al décimo por el ascensor, y de ahí bajo como un campeón TODOS los pisos. Rápido, fuerte, con ímpetu, como un berserker pasado de pasti.
Las misiones “extras” las pensé para hacerlas una vez al día, para no romper la economía de mi super-juego pandemial. Pero hago una excepción a la regla.
Subo por el ascensor hasta el décimo piso y vuelvo a bajar con entusiasmo.
Subo un piso a pata y me hiperventilo.
Subo al segundo piso y casi la quedo.
40 EXP en total. Subo al ascensor frustrado y agitado.
Agrego un poquito de lectura:
Lectura: una página entera | 10 EXP |
Retomo una novela de Katzenbach que dejé por la mitad en 2018. Leo media carilla y no entiendo nada. Me di 5 EXP por intentarlo.
Ya que estoy meto un nuevo reto que es una suerte de mini BOSS intermedio:
Llamar a mi abuela y sacarle charla | 200 EXP |
Uff. Hablar por teléfono me da ansiedad. Más si es con mi abuela. Siempre las mismas preguntas, los mismos reclamos, todo igual, igual, igual. Hace como dos meses que no le hablo. Encima dejó de chatear por Whatsapp hace un montón. Le gusta llamar por teléfono “a la antigua”, como dice ella.
Bueno. Tomo coraje y llamo. Tiene el celu apagado. El intento lo hice, ¿no?
200 EXP. ATRODEN.
¡Nah! ¡No puede ser tan fácil! Mejor tiro un dado d20. Si sale más de 5 me gano la EXP.
¡UPS!
¡455 en total!
¡Casi voy por la mitad del primer nivel! Dios mío… me babeo pensando en el LVL 2. Deseo lutiar helado y porro. Me voy a pedir chocolate con almendras, sambayón granizado y dulce de leche italiano. El porro tiene que ser uno solo. Pensé en usar doble liyo, pero no. Un liyo solo. Tampoco soy un enfermito de la marihuana. Un orco mago tiene su conducta.
Es el primer día y lo siento tan satisfactorio. Estoy realizado. ¡Me merezco un premio! Vuelvo a la planilla de cálculo con las misiones, ¿con qué más puedo levelear? Agarro el bajo y pongo una canción de cumbia. Tres minutos. No estoy para este desafío. Pienso en el BOSS, pero bloqueé a mi novia y, a los dos grupos en los que me peleé, los abandoné. Aún falta para eso, este es el día 1 de la aventura.
Miro mi hoja de personaje en LVL 1, pidiéndome, suplicándome que lo convierta en un caballero de la horda orco elfo nigromante mago oscuro LVL 1000. No quiero fallarle. No quiero fallarme. ¡Mi personaje se merece una gran vida! Llena de acción, aventuras y satisfacciones. Títulos honorables y nobiliarios. Amoríos y familia. Poderes y armas largas. Todo se merece…
Decido agregar una nueva QUEST:
Irme a dormir antes de las 00:00 | 200 EXP |
Son las 23:30
¡La misión la cumplí!
DÍA 1
EXP GANADA: 655
BONUS EXP POR NO PROCRASTINAR: 100
TOTAL: 755 EXP
Me duermo a cualquier hora. Me despierto a cualquier hora. Estoy cerca del nivel 2 pero algo me hace ruido. Me levanto a mear, enfrento al espejo y la imagen que me devuelve es la de un fracasado. Estoy haciendo trampa en mi propio juego. Me autoboicoteo.
Un imbécil.
Soy un imbécil.
Se me ocurre limpiar la casa y tomar mi juego un poquito más en serio.
Limpiar cada ambiente | 100 EXP |
Pongo una playlist de Spotify y arranco a fregar la cocina. Tiene mugre pegada de semanas. Capas de grasa en ollas, el anafe podrido, restos de verdura y frituras por todos lados, y ese piso, mi dios. Friego y refriego como un campeón.
Me preparo una ensalada con proteína vegetal y hojas verdes.
Comer sano tiene la consecuencia de detestar a la humanidad por un ratito.
¡Ya casi LEVELEO! Llamo a la señora que cuida a mi abuela, para enfrentar el mini BOSS: un monstruo etéreo fantasmal que lee La Nación y te ataca con una lengua venenosa y un andador. Me atiende Susana. Le pido que me pase con la abuela.
Acá debería darme 200 EXP pero ya me los di antes.
Le saco charla de la familia, de la actualidad y de las noticias. Le pregunto cómo está y le miento (a los viejos hay que hacerlos felices con la mentira). Le digo que ando bien, entrenando, comiendo sano y con un montón de trabajo. Hablamos por 15 minutos hasta que me corta para ver su novela turca.
Ahí nomás y sin pensarlo demasiado, encaro el boss. Abro el Whatsapp y escribo a cada participante de mi grupo de amigues:
“Perdón. No pretendí ofenderlos. Ando nervioso por esto de la pandemia”.
Me meten de vuelta al grupo, en silencio. A los diez minutos hacemos la guerra de stickers semanal temática. Esta semana toca “personajes de la farándula nacional”.
No es tan difícil.
Al final del día ya soy LVL 2. Luteo una espada zarpada y me siento bien. Mañana tengo dos cabezas más que enfrentar, o una, o ninguna. Tranqui. ¿Quién me corre? El covid no se va a ir a ningún lado. Pienso en algunas misiones pendientes y en completarlas para luego agregar nuevas. Ni me acuerdo del helado y del porro. Eso puede esperar, porque quererse un poquito levelea un montón.
Profesor en artes con orientación al teatro, game designer, guionista y copywriter (esto no significa que haga algo bien). Juancito tiene Instagram, síganlo (no nos hacemos responsables).